DAR VIDA ES COSA DE DIOS

"El mundo de la FIV"

Tomar la decisión de buscar ayuda cuando anhelas tener un hijo no te hace menos mujer, ni menos hombre, decidir hacerlo es un reto de valientes, que luchan por cumplir su sueño, a veces  un camino corto, otras veces un poco largo. Es el momento donde enfrentas tus miedos y empiezas a tener claro que el único que puede dar vida es Dios.
Luego de tanto intentar tener a tú bebe, te levantas y decides consultar ese tratamiento súper WOW  😮del que te hablaron y es muy eficaz para quedar en embarazo, un día llegas a tu primera consulta con los nervios de punta, sintiendo que lo quieres dar todo para ver a tus hijos, sin saber si físicamente y económicamente puedes hacerlo, en ese instante Ingresas al misterioso mundo de la fertilización invitro “FIV” un mundo lleno de muchas preguntas, desafíos, miedos, amor, paciencia y fe.

Cuando iniciamos nuestro tratamiento de fertilidad, Dios nos llevó a un lugar maravilloso llamado INSER con médicos expertos en el tema, queríamos estar con los mejores y así fue. Conocimos a personas hermosas y un ginecólogo con una calidad humana espectacular, un hombre paciente, amoroso, usado por Dios. No solo para hacer la parte de la ciencia, sino que con sus palabras de apoyo lograba generar sonrisas en momentos difíciles, un hombre que reía y lloraba con nosotros, quien con sus palabras de ánimo nos incitó a perseverar.
Teníamos todo planeado, creíamos que nuestros tiempos eran perfectos, pero Dios ya había trazado un plan para nosotros, nos enseñó que solo Él podía darnos nuestros hijos aunque nos pareciera que tardará, fue un tiempo de crecimiento espiritual, Dios moldeó mi carácter, nos llevó a perdonar y a fortalecernos como pareja, vivimos días con una fe enorme y otros días donde cansados preguntábamos cuándo??? El mundo se desbarataba al ver los negativos, nos rodeamos de amigos y juntos clamamos por ver el milagro (No tengas miedo, solo ten FE. Marcos 5:36).


¿Qué pasa en un tratamiento FIV?
Te haces más fuerte, tu fe se incrementa, clamas una y otra vez a Dios desde tu corazón, aprendes a amar tu proceso y la espera, lloras, pataleas, te levantas una vez más, limpias tus lágrimas y continuas, aprendes de embriones, el dolor físico deja de importar, inyectarse se vuelve cosa de niños, te haces valiente. Cuando logras ver el positivo de la prueba vuelves a llorar de felicidad, gritas, saltas, compartes la noticia con todos, el corazón se vuelve muy dulce, abrazas, besas, síii!!! es una montaña rusa de emociones pero no está mal para un mundo tan monótono.

Comentarios